
Ciudad de México.- La tragedia en Texas sigue dejando cifras devastadoras. Las inundaciones registradas desde el pasado viernes en la región de Hill Country han cobrado la vida de más de 100 personas, entre ellas 28 niños, y mantienen a decenas de desaparecidos, particularmente en campamentos de verano.
Uno de los puntos más golpeados fue Camp Mystic, un centro cristiano con más de un siglo de antigüedad ubicado a orillas del río Guadalupe. Ahí murieron al menos 27 personas, y otras 11, entre ellos menores, siguen sin ser localizadas.
Según autoridades, una pared de agua arrasó con cabañas, tiendas y vehículos, sorprendiendo a familias y vacacionistas que celebraban el fin de semana del 4 de julio. Algunos sobrevivientes relataron haber nadado por ventanas o subido colinas para huir de la corriente.
En el condado de Kerr, epicentro del desastre, se han confirmado 84 víctimas, mientras que otros cinco condados —Travis, Burnet, Kendall, Tom Green y Williamson— reportaron en conjunto 19 muertes más. Equipos de rescate trabajan sin descanso, con apoyo de voluntarios y maquinaria pesada para remover árboles y escombros.
A pesar de que las lluvias han comenzado a ceder, persisten cuestionamientos sobre la falta de alertas tempranas. Algunas autoridades locales han evitado responder sobre los protocolos de prevención, mientras crece la exigencia de que se investigue si hubo omisiones en la advertencia a la población.
Mientras tanto, familias buscan respuestas y autoridades estatales, como el gobernador Greg Abbott, recorren las zonas afectadas. El operativo de búsqueda y rescate ya es considerado uno de los más grandes en la historia del estado.
DMC