Los Ángeles, California – Las redadas migratorias en el sur de California, ordenadas por la administración del presidente Donald Trump, han generado una fuerte indignación y acusaciones de perfilamiento racial. José, un joven de 25 años y propietario de un autolavado en Downey, pidió no publicar su apellido por temor a represalias tras el allanamiento de su negocio en junio.
”Se sintió como discriminación racial”, dijo José en entrevista, mostrando las imágenes de sus cámaras de seguridad. Los videos muestran a agentes migratorios persiguiendo a sus empleados de piel morena, mientras un trabajador de tez más clara toma su automóvil tranquilamente y se retira sin inconvenientes. Según José, los dos hombres detenidos no tenían antecedentes penales en Estados Unidos, y uno de ellos llevaba casi dos décadas trabajando en el lugar.
”Los diez trabajadores que estaban ese día eran indocumentados, podían haber detenido a cualquiera de ellos”, sostuvo el pequeño empresario de raíces mexicanas. “No fue una coincidencia que los dos hombres que persiguieron fueran los dos más oscuros”, añadió.
Un mes después de las protestas por estas redadas, Los Ángeles recupera cierta calma, pero la ira persiste. Las operaciones se dirigen a menudo a negocios en la zona este, predominantemente latinoamericana, lo que ha avivado la convicción de algunos residentes de ser víctimas de discriminación racial.
En Montebello, a pocos kilómetros de Downey, una redada en un taller de latonería y pintura causó particular indignación. Un video grabado por transeúntes muestra a agentes inmovilizando a un obrero que grita: “Soy estadounidense, hermano”. El hombre fue liberado posteriormente.
”Están haciendo un perfil racial de la gente, lo que es inconstitucional”, declaró Mario Trujillo, concejal demócrata de Downey, quien reportó unas 15 redadas en su ciudad durante junio. “Es como si se pasaran su tiempo conduciendo por las calles en busca de gente de apariencia mexicana”, agregó.
El gobierno federal, sin embargo, rechaza categóricamente estas acusaciones. Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), afirmó en un comunicado:
”Las afirmaciones de que los individuos son ‘objetivo’ de las fuerzas del orden por el color de su piel son repugnantes y categóricamente falsas”. McLaughlin indicó que los agentes “saben de antemano a quién tenemos en la mira” y se dedican a “sacar de las calles de Estados Unidos a los peores criminales extranjeros”.
No obstante, datos oficiales del mes pasado, analizados por el diario Los Angeles Times, narran una historia diferente: de los 722 inmigrantes detenidos entre el 1 y el 10 de junio en el condado de Los Ángeles, el 69% no tenía condena y el 58% nunca había sido procesado.
”No buscan criminales”, comentó el concejal Trujillo, “buscan trabajadores que parecen indocumentados, latinos. Por eso la gente está enfadada”.
La preocupación ha escalado hasta el Capitolio. Seis senadores republicanos de Los Ángeles enviaron una carta a Donald Trump la semana pasada, expresando su inquietud por redadas en las que “también se ha detenido a migrantes sin antecedentes penales” y que “han sembrado el miedo entre otros empleados, incluidos los que se encuentran en situación legal”.
La comunidad migrante de origen latinoamericano ha expresado que ahora lleva sus documentos consigo por miedo a ser detenida simplemente por su apariencia. “No estamos a salvo tampoco los residentes permanentes”, lamentó una empleada mexicana.
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